septiembre 11, 2007

El huesped asesino


Apenas abro los ojos y oigo esta voz sollozando en la radio. La voz grave de Raúl Vargas preguntando y ella narrando la desgracia de su vida: "... me dijeron que tenía SIDA, que seguro mi esposo me había contagiado, pero yo les dije que mi esposo estaba sano y ellos me respondieron que qué tipo de vida llevaba. No es justo que me maltraten de esa manera, como si fuera una cualquiera..."

Judith Rivera estaba llorando en la radio contando que la habían contagiado de SIDA mediante una transfusión de sangre en el hospital Carrión. Dada su denuncia en RPP, Raúl Vargas le prometió seguir el caso, y ante lo gravísimo así debieron hacerlo, pues otros medios empezaron a tomarlo. Hoy en La Ventana Indiscreta, me entero que el Ministerio de Salud ya le ha prometido cubrir todos los gatos del tratamiento de esta mortal enfermedad. Además, en un acto de solidaridad o quien sabe que, un alcalde le prometió trabajo para su esposo y repararle su casita de maderas chuecas. Todo porque salió a denunciarlo. ¿Se hubiera hecho lo mismo de no salir en los medios? ¿Ella hubiera llamado al Ministerio, habría exigido hablar con el ministro Vallejos, una secretaria le habría atendido amable y preocupada, inmediatamente le hubiera pasado, no con el ministro, vamos, con otro funcionario, le hubieran tomado los datos, la visitarían en su casa, le prometerían una investigación, le habrían ofrecido toda la ayuda, un alcalde preocupadísimo y apenado le hubiera prometido trabajo para su cónyuge y un mejor hogar? No. Estoy casi seguro que la hubieran hecho esperar en la línea, que la secretaria le hubiera contestado fríamente que llame más tarde, que no hay nadie que la pueda atender, que ella hubiera llamado más tarde con cierta esperanza, que la secretaria le respondería fastidiada, que le decía que llame mañana, que finalmente le pasaban con un tipo que no se identificaba, que le decía que ya verían y que le colgaban...

La señora Rivera quiso matarse. ¿Quién no tendría esta opción ante tamaña noticia? Te dicen que tienes un virus pérfido, abyecto y asesino en tu cuerpo. Que pronto te vas a morir. ¿Qué haces? Y, como en el caso de la señora Rivera, no se trata de tu error. No ha sido un descuido tuyo, no se trata de tu responsabilidad, sino la de otro, la de un "maldito estúpido" o, más grave aún, la de una "maldita bestia", u otros de esa lacrosa ralea. Disculpen, pero no encuentro otra palabra que exprese mejor el odio que la señora debe sentir, y que hoy en la tele dijo que sentía -con justa razón-.
Porque Dios nos exige perdonar. Pero eso viene con el tiempo. Uno no perdona tan rápido. Y la señora Rivera tiene todo el derecho de tener rencor por los que le han arruinado la vida. Y esta noche algunos podrán dormir, pero otros como la señora Rivera, tendrán una angustia en el cogote y se levantarán con pena, con calma y con ganas de llorar fuerte una vez más al entender que no se trataba de la peor de las pesadillas, y que era cierto...

Es cierto que tienen un ser biológico que se reproduce con furia y que está matando a sus células y que en lugar de ellas genera otros seres destructores... que se está llevando una batalla por matarla, ya... Imagino a este virus sin ojos. Con muchas púas por todas partes. Lo imagino gordo. Casi con pelos. Frenético. Rabioso. Zigzagueando de aquí para allá... aquí, para allá... aquí... allá... aquí... allá...
Así como la señora Rivera hizo la denuncia y los responsables actuaron como deberían hacerlo siempre; de la misma manera deberíamos actuar todos. Denunciando, no callando; siendo responsables; y en este caso la prensa tiene un rol importante, de mediador, de canal. Lo ha cumplido así hoy. Que no se vuelva a repetir. ¿Qué hace la señora Rivera en este momento? ¿Qué harías tú? ¿Qué puedes hacer ahora?


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