enero 01, 2010

El niño y el virus



La historia de Edgar Hernández, de seis años, puso a un pueblo de Veracruz en el ojo del mundo


El 2009 se recordará como el año en el que un pueblo de Veracruz fue el centro de la atención mundial. Nunca antes todo el planeta puso sus ojos en La Gloria, Perote (Estado de Veracruz, México). Para muchos un lugar que no existía en el mapa. Pero allí vivía Edgar Hernández Hernández, el niño conocido como el "caso cero" de un nuevo virus que atacó a la humanidad, y que causó pánico global, al punto de decretarse la pandemia mundial por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La raza humana estaba amenazada por el AH1N1 y Edgar era el protagonista de esta historia.

La Gloria es un pueblo que tiene unos cuatro mil habitantes. Sólo las vías principales están pavimentadas, en las otras se levanta el polvo. Hay mensajes en las paredes que invitan a vacunar a los niños, a desparasitar a toda la familia. Son personas que en su mayoría se dedican a las labores del campo, y muchos de ellos han tenido que salir fuera para encontrar un trabajo con mejores salarios.

Edgar vive en una de esas calles de tierra. Es una casa sin pintar que tiene un árbol pequeño frente a ella, en medio de un jardín de piedras.

La tarde del primer día de abril, María del Carmen Hernández, madre de Edgar, lo llevó a el centro de salud IMSS Oportunidades. Ella cuenta que medio pueblo estaba enfermo de gripe, y el grupo de médicos y enfermeras corría de un lado para otro. Reportes de esos días informaban que eran unos 400 casos de enfermedades respiratorias. Para cuando Edgar entró a consulta, su mamá ya le había dado paracetamol, pues la temperatura le llegaba a 40 grados.

Edgar tenía una gripe con infección, por lo que también le recetaron amoxicilina. Ya de regreso a la casa, a eso de las siete de la noche la fiebre volvió: "Qué raro, pero si ya le di el medicamento". Lo que más le asustó fue la mirada en sus ojos pequeños, y la temperatura constante. Esa noche no pudieron dormir. Al día siguiente seguía con esos síntomas y además con tos y flujo nasal. Otra vez en la clínica, le dijeron que tendrían que esperar. Otros niños también estornudaban y tosían.

Nunca a María del Carmen le dijeron que se trataba de influenza tipo A. Pasados cinco días de estar enfermo, Edgar le dijo a ella: "Mamita, tengo mucha hambre. Hazme una sopita de las que tanto me gustan, de pollo con fideos, calabacita y zanahorias". Se comió dos platos. Ya había mejorado.

En busca de Edgar
Fue el 27 de abril cuando en casa recibieron la visita del Gobernador Fidel Herrera Beltrán: "Vengo a saber cómo está el campeón, ya es famoso en todo el mundo. Señora, no lo sabía usted, pues mire, nosotros tenemos los estudios donde dice que él tiene Influenza tipo A. No se preocupe señora, su hijo ya lo superó. Lo veo más sano que yo". Le dio una pelota, se quitó la gorra y se la puso a Edgar.

De ahí en adelante el hogar de los Hernández se convirtió en casa de periodistas. Llegaban desde todas partes del mundo y formaban colas afuera, junto al jardín de piedras, para poder entrevistar al niño y sus padres. Todos querían tener la historia del supuesto primer caso del nuevo virus. El prestigioso diario estadounidense The New York Times publicó un amplio reportaje. Edgar era famoso.

Mientras que en México se paralizaban las actividades, se hacía la lista de los muertos y los infectados, en otros naciones ocurría lo mismo. Se cerraban aeropuertos, se cancelaban las actividades públicas, se vivía en miedo. Pandemia mundial, el virus estaba en 74 países y había contagiado a más de 27 mil personas.

"¿Por qué viene tanta gente, mami?... Es que ya me cansé, ¿por qué me toman fotos y me preguntan y preguntan?". "Mi amor, es que eres un niño bonito y a ellos les da gusto venir a tomarte fotos", le había respondido la madre al pequeño, pero luego tuvo que decirle la verdad: "Te enfermaste, estuviste en cama, hubo otros niños que también se enfermaron, mi amor, no los atendieron como debía ser y se murieron". Ay, qué triste, comentó Edgar comprendiendo lo que le había sucedido. "Entonces como supuestamente tú eres el único que luchaste contra la influenza A, pues ¡eres un héroe! Todos quieren saber de ti". Los reportes oficiales no indicaron ningún muerto en La Gloria por AH1N1. En febrero y marzo se conoció el caso de dos niños muertos allí. Pero el diagnóstico fue por neumonía.

¿Realmente fue en este pueblo donde se originó el virus? Varios especialistas, entre ellos, Carlos Arias Ortíz, director del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señalaron que no existían bases científicas para asegurar que así fuera. Pero ya ello era parte del anecdotario, porque al niño Edgar, que ya cumplió seis años el 13 de julio, le hicieron hasta su estatua de bronce, convirtiéndolo en icono de La Gloria, y Veracruz, y eternizándose en la historia como el "caso cero". Aunque esto, por las evidencias no sea puntualmente cierto.

"Así es la vida. En esto a nadie se le echa la culpa. Que si dicen que mi niño empezó esto de la Influenza... si ustedes dicen que él es el culpable, ustedes lo dicen", narra la madre con las lágrimas que se le forman en los ojos, porque se conmueve al decir también: "Necesita suceder algo para que te des cuenta que la realidad es mucho más allá de lo que uno siempre está pensando. Te juro, con esto han pasado cosas que te hacen abrir los ojos y decir: por qué necesita pasar algo para que pongan atención en La Gloria. Por eso lloro, de alegría, porque me dicen "¡es que tu hijo es un santo!". Tuvo que sucederle esto a él para se haga algo por nosotros. Todos adoran a mi niño. En vez de verlo como el bicho raro, para el pueblo mi hijo es un santo".