diciembre 22, 2009

Escritura automática

Invasión de insectos con alas. Multiplicación de las migajas. Luces azules y rojas. Cama congelada. Sabes que te pareces al ponche, te iba a decir, como decía la otra vez en un lugar que no es éste, que no es ninguno, y donde a fuerza me obligaba a decir aquello... Te paras en frente: y te observo, te pones de un lado, y volteo. Los helados que se derriten. Una mirada hacia arriba es el cielo abajo. Y las moscas. Con alas ovaladas. Y miras otra vez. ¿Qué te decía? La vida. Camino a la derecha. ¿Y ahora? Allí. Y caminas. Te veo. Las sillas que derribas. Las sillas que vuelan. Una fotografía. El alcance de una imagen que dibuja tu retrato. Peces que vomitan algas. Peces cansados de estar siempre mojados. De allí, de ese hendidura es de donde le brota tanta miel. Y las flores. No podría comprar tantas flores. Ponerlas todas encima. Y se antojarían de colores. De todos los tonos, de todos, y podríamos hacerlas híbridas, y nos comerían. Te morderían la mano. Las cajetillas de 30 pesos.