octubre 28, 2009

La Maga Poética de Córdoba



Rosa María Galán Callejas es una artista vital. ¿Por qué? Toda su vida corresponde a un personaje de novela que cultivó el arte al extremo de hacer de él su vida misma. Se hizo poeta, escritora, pintora, y como siempre quiso más realizó teatro y música. Quizás a todo ello lo reúne su poderosa capacidad de imaginar, que tenía que tocar las extensiones de la belleza hasta donde alcanzara y más. No es de extrañar que los escritores de la época la describieran de maneras tan peculiares.

Rafael Arreola Molina en su libro "Córdoba, jardín de la cultura e historia" dijo: "...creo entender la esclavitud a la que puede someternos el timbre de una voz como la de Rosa María, que en las noches describe la palidez de sus muñecas, juega a solas, mientras que un tinte de campanas convoca a rituales de magos y videntes... En las noches Rosa María se mira en la escritura de la hoguera y al descubrirse niña-imán, sueña que colorea su destino al pie de un pararrayos de ilusiones...". Descripción tan excéntrica e ideal de la artista parecería sólo un juego bonito de palabras, pero no lo es. Hay que indagar en su historia.


Nació en 1919. Trece años después, ni tan niña, amarró una cuerda a un par de árboles, uno de ellos fuera de casa y el otro dentro de ella. Sujetó a la cuerda una silla. Se subió a ésta y se lanzó al vacío. Desde pequeña como juego se vestía con trajes de sombreros grandes para hacer representaciones de teatro. Su tía Concepción Galán Rico, concertista, tocaba el piano y ella observaba y aprendía e improvisaba ponerle música a sus poemas.

Allí otra característica de la artista ideal. Fue precoz. A los quince años fue invitada por el reconocido poeta León Sánchez Arévalo a participar en el grupo de poetas de la "bohemia poblana". Quienes en tal contexto editan el libro "Poetizas mexicanas" dedicado por el propio Sánchez Arévalo a ella: "Para Rosita Galán, la poetiza central de esta obra".

A esos quince años Rosa María crea el poema "A Juárez" y lo recita en la vieja escuela de la ESBAO, en la avenida uno. Cuando pronuncia los últimos versos Yace tu cuerpo bajo el mármol duro/ mas tu espíritu al par: ¡fuerza y acierto!/ aún late en tus Reformas ¡limpio y puro!/ ¡Cordobeses oíd: ¡Juárez no ha muerto! todos sus compañeros estallaron en palmas, y emocionados la cargaron y así la llevaron en hombros hasta su casa. Esta anécdota la recuerda perfectamente Manuel Galán Paez, sobrino de Rosa María, quien se explica así el inicio de la predilección de ella por la poesía.

Cuenta también que la infancia de Rosa María se desarrolló en la época final de la Revolución: "Ella y mi padre (Manuel Galán Callejas) se ponían a platicar sobre el Ejército que pasaba. Nada más se escondían y veían a los caballos. Los podían ver porque en esa época la casa, que era pequeña, se ubicaba en la avenida uno, la calle principal, la calle real... Ellos vivieron momentos en los que las familias se guardaban en las casas. Era un tiempo lleno de miedo y romanticismo".

Entonces los niños oían las historias de los viejos. Cuentos de desaparecidos, lloronas, fantasmas y brujas. Eso lo recuerda bien Francisco Galán Callejas que, como el menor de los seis hermanos de Rosa María, le daba mucho miedo. Tiempo después todos esos relatos serían la base para las leyendas fundamentales de la ciudad de Córdoba que crearía la escritora.

Hablar así, en la oscuridad, que se rompía a veces con el ruido del "tranvía de mulitas", que iban por las vías que atravesaban el centro de una Córdoba que no contaba con más de ocho mil habitantes, era el ambiente que disparaba la imaginación de la artista; que pronto se expresaría en la puesta en escena de obras de teatro en su casa de la avenida uno con calle cuatro; y luego también en la casa de la calle 15 y la avenida once, donde, ya una Rosa María adulta realizaría espectáculos para beneficio del asilo Santa María. En esta última casa ella dejaría que se grabara la película corta mexicana "La casa del abuelo", porque era como un castillo, lleno de muebles antiguos, de cuadros, de reliquias, de vajillas finas y jarrones exóticos.

Era la Casa-museo Galán Gallejas. Jacobo Herrera llegó entrar allí cuando era un niño, unos 11 años. Perteneció al grupo de estudiantes, que de distintas escuelas, se reunían para recibir un taller de poesía de Rosa María durante una hora y media dos veces por semana: "Tenía una voz muy clara, de mucha personalidad, pero tenue, no molestaba. Gesticulaba mucho. Nos sentábamos en un espacio que ella nos asignaba. Nos leía muchos poemas. Y asistíamos de manera voluntaria. Era muy convincente, porque uno no se aburría. Le gustaba mucho enseñar y explicar. Ella decía que teníamos que escribir porque se tenía que conservar la tradición".

Los años en Rosa María no se contabilizan de otra manera que no sea hablar del arte. Quedarse en el sólo aspecto de su escritura descubrirá para la ciudad de Córdoba, que lo ignora sin duda alguna en su gran mayoría, a una poeta preciosa. Alabada no sólo por escritores del Córdoba viejo, sino también por otros que la conocieron como la premio novel de literatura Gabriela Mistral, quien la llamaría "Rosa de leyenda".

Aída García Hidalgo, Encargada de la Biblioteca rural del Bajío, pero sobre todo ferviente admiradora de Rosa María, opina que se debe rescatar a la Rosa María Galán Callejas escritora: "Es lamentable que su nombre no aparezca como el de una cordobesa ilustre, ni que ningún recinto cultural lleve su nombre... Las letras, que es la parte sensible del ser humano se está perdiendo. Las generaciones no lo saben. No les interesa sus libros. No les importa. Ni a mucha gente adulta de la ciudad".

Aunque la poeta era reservada para promocionar su obra y explicarla, ante la pregunta ¿cómo es que puedes pintar así, Rosita?, ella respondió: "No lo sé. Yo creo que es un ángel que se posa sobre mí y guía mi mano".

La artista, ya se ve en su vida de la casa bonita, del teatro mágico, de la silla que vuela, de los poemas que riman, murió a los 90 años. No tuvo hijos. Lo dio todo al arte al que siempre estuvo involucrada, no como una profesión ni un medio de ganarse la vida, sino como la única manera de existir. A veces sola, recitando al final oraciones a la luna plateada que entraba por su ventana: Y eso es literatura y vida: Su imaginación era desbordante.



Publicado el 4 de octubre de 2009 en diario El Mundo de Córdoba.

Comentario del autor: Rosa María Galán Callejas es un personaje que me ha impresionado. No pude conocerla, algo que he deseado mucho... Agradezco tanto la colaboración de aquellas personas dentro y fuera de diario El Mundo que hicieron posible este reportaje, que, por distintas razones, me es muy especial.


octubre 22, 2009

Hakuna matata




Lo importante de esta filosofía es que si "es" no debiera ser o se reniega o niega su existencia, no es. Así de simple. Es como comer crocantes escarabajos y gusanos gordos, viscosos pero: ¡sabrosos!; o bailar en la oficina agitando dedos índices y caderas de lado a lado, ¡lo bailado!; porque bajo el mágico hechizo del hakuna matata, nada es adverso, ya con la sonrisa puesta, ya..., ya, ya, yayá: problema chiquito, problema grande, problema escabroso, problema sindical, problema económico, problema hipersensitivo, problema amoroso, problema de nacimiento, problema familiar, problema intrauterino, problema de ayer, problema de hoy, problema de mañana, problema gracioso, problema primario, secundario y por qué no terciario, problema sin solución, problema con aparente solución, problema que te tiras de los pelos, problema ejecutivo, problema periodístico y problema ético, problema de dos, problema solitario, y que no se comparte, problema que se ahoga, problema incendiario, problema de alguien más, problema tuyo, problema mío, nuestro problema, problema problemoso, problema problemático, problema problematístico o problema problemastrófico: ¡hakuna matata!

octubre 19, 2009

Mano arrugada de supermercado





Estoy esperando en la caja del supermercado para que me den la cuenta. Pago. Me dan el cambio. Avanzo unos pasos de costado, mientras la persona encargada de poner mis compras en bolsas termina su trabajo. Miro sus manos. Están arrugadas. Levanto la vista. Es una señora de más de 60 años.

He comprado pan, yogurt, leche chocolatada, manzanas, un afeitador de tres hojas, gel para afeitar y desodorante. En una bolsa coloca los productos de aseo y en otra los alimentos, excepto el pan. El pan, que ya está protegido por una bolsa de papel, lo coloca en otra bolsa, y finalmente lo coloca en la bolsa de los productos de aseo. Me parece estupendo. Así tengo tengo sólo dos bolsas para cargar. En una van los alimentos y en otra los productos de aseo, junto al pan adecuadamente protegido. ¿Por qué no metió la bolsa del pan, junto a la de los alimentos? Yo no hubiera preferido esta última opción, porque el yogurt y la leche van saliendo del refrigerador, y en el trayecto podrían siempre mojar al pan, lo cual sería desagradable. Me va mejor que esté en la otra bolsa.

Le doy una propina. Y salgo del supermercado.

Le tomo atención a esto, porque recuerdo también cuando una jovencita ante una situación parecida, ¡metió el pan junto al yogurt! Y lo peor fue que ni siquiera protegió el pan, en papel, con una bolsa de plástico. En su cara saqué los productos y los ordené como deberían ir. Me fui molesto.

Alguna vez una amiga de más de 50 años me dijo que debería hacer un reportaje sobre lo difícil que es conseguir trabajo para las personas mayores. Te ven vieja o viejo y ya no te quieren contratar. Se "supone" que los jóvenes están llenos de "frescura", "vitalidad" y no sé... ¿ideas nuevas? para las empresas... Y francamente eso se me antoja a pura mierda. No dudo, claro, de la fuerza de su vocinglería, ni de tanta energía desplegada en las calles, mientras se lían en asuntos de "su interés"... Porque he allí el punto: algunos jóvenes, o quizás muchos, en realidad no ponen esa vitalidad a la empresa y su trabajo en ella. Por el contrario, una persona adulta, realmente interesada en lo que está haciendo, aveces sin duda por la misma necesidad, pondrá todo de ella, desplegando una labor eficiente, y por qué no, hasta propositiva.

Alguien me dirá que no todas las personas adultas son así, y que hay las que sólo ven el día pasar, esperando el timbre de la campana de salida para gritar "yaba daba du" (lo siento Pedro, no va contigo).

Y sí, de acuerdo: Porque la edad en ningún caso puede ser una determinante para dar o no trabajo a una persona. Se evaluarán distintos aspectos, dentro de ellos la edad, y la experiencia. Pero nada puede ser tan ridículo como para poner al frente a un joven por el simple hecho de serlo y dejar de lado a un viejo por lo mismo. Y viceversa: qué pérdida de dinero mantener a un viejo y su experiencia, hecha polvo, si es que un joven con innovación y criterio podría desempeñar ese puesto con mejores resultados.

Esas delicadas manos arrugadas pusieron mis compras adecuadamente junto a la caja del supermercado.


Imagen de: mincultura.gov.co

octubre 17, 2009

Ella era más...

Para D, por los detalles.



Ella era más inteligente que yo. No me di cuenta de manera tan clara hasta la noche en que me dejó mudo, indefenso, desconcertado y tan disparatadamente orate como para pronunciar la frase más vacía y sin sentido que he dicho en la historia de mis pobres discursos.

Como yo la quería no había problema en que su superioridad se mostrara estadísticamente en que ella ostentara dos profesiones y yo sólo una, o en que nombrara libros que no había leído. Nunca me afectó, por el contrario gozaba que me narrara esas historias ajenas en su voz dulce y un juego atento de caricias, como la tarde que me habló de los hermanos Karamázov, de los que hasta hoy, por cierto, sólo tengo acercamiento por ella. Qué extraño me parecía que me dijese que no tenía religión más que la suya. No lo entendía, y lo asimilaba como una rareza, una extravagancia insurgente desde la fortaleza de mis convicciones católicas. Con el tiempo descubrí el engaño, pero cuántos años me han llevado el saberlo y el poder afirmar como ella que las religiones son un fraude de inmensas proporciones. La sentencia para mis habilidades intelectuales se manifestaba en su propia opinión. Me decía que yo no era el tipo más inteligente que ella conocía, quizás creativo, pero no inteligente.

Y una de esas noches en que se presentaba la opción de discutir, cierta controversia de nuestra relación, sus argumentos fueron nítidamente enlazados, sus ideas estéticamente presentadas y su conclusión contundentemente pronunciada. Me tocaba decir algo. Defenderme. Darle la contra. Pero yo estaba apabullado, mudo, sin respuesta, era tal la soberbia y magnitud de su posición, que no admitía un contrasentido, al menos no uno que fuera formulado en mis débiles capacidades intelectuales. ¿Qué dices tú? Mi silencio. Mi desesperación. Y he allí la bellaquería de mi cobardía, la salida mugrienta, la mentira osada. ¿Y? La miré directo a los ojos, aspiré profundamente y rompí el silencio con la siguiente frase: "Es lo más estúpido que he oído en mi vida". Sus ojos saltaron de la impresión y me preguntó: "¿Por qué?" Me di la vuelta y me fui. Era más inteligente que yo.

octubre 06, 2009

Y este dolor...




-¿Qué te pasa?
-No sé... De pronto tengo un dolor aquí...

¿Cómo se capta la información a nivel inconsciente? Es decir, ¿se realiza a través de los ojos y los otros sentidos? Porque, por ejemplo, en el caso de los ojos, puede ser que yo haya fijado mi atención en un punto pero como mis ojos ven mucho más de lo que pasa al rededor, quizás esa información fue archivada a nivel inconsciente, sin que yo tomara cuenta de ello en ese momento... Información que, como ya se sabe, luego se puede expresar en los sueños, porque persisten precisamente a nivel inconsciente. Luego, si esto es así, ¿no es válido también que la información que va al inconsciente, o que procesa lo inconsciente, sea obtenida por medios no convencionales, como el sentir que alguien nos observa por detrás y más de ese tipo? Y voy más allá: cuando discutimos con alguien gravemente y nos da cólera y nos enferma, en fin, que nos produce un mal rato, esto sería obtenido y procesado a nivel consciente: sabemos que esa persona nos ha disgustado. Ok. ¿Y qué ocurre cuando alguien nos lanza una mirada de odio a nuestra espaldas, y se concentra en desearnos lo peor, podría ser captado, esto, de alguna manera a nivel inconsciente, ¿y qué nos puede producir? Y me refiero a que en el primer caso nos puede dar un colerón, y afectarnos físicamente con una subida de presión, quizás, en el segundo caso ¿también podría afectarnos físicamente?


Fuente de imagen: wiki.biensimple.com

octubre 05, 2009

Perros que buscan el tren



Julia Merino Solís es una heroína invisible en nuestra sociedad moderna y estúpida: De este criadero que pare enfermos que torturan a los animales. No sólo los abandonan a su suerte, cuando les molestan, sino que los patean, los amarran con furia, los queman, los violan... ¿Quién se encarga de hacer registro de ello? Y es por ello que Julia Merino Solís, a quien he entrevistado aquí, se me hace un personaje destacable, porque a sus más de 70 años, y sola, desde su casa de maderas y plásticos reciclados, les da cobijo y esperanza a los que van perdidos y traumatizados de cuatro patas por las calles.

Aquí juntito (no más de 13 metros) pasa el tren.


"Ya tengo como... casi 40 años viviendo aquí. Todo era monte. No había ni fraccionamientos. Nomás habíamos poquitas casas. Me vine por un señor, pues nos conocimos, y él me trajo para acá. Nomás que él ya se murió, y, ya no vive. Tengo hijos por el primer esposo pero ya cada uno tiene su compromiso aparte.

¿Alguno de sus hijos la ayuda?
El mayor no responde, pues agarró el vicio de tomar y ya se entregó a la toma y ya nomás piensa en eso y no trabaja, ¿de qué manera me va ayudar? Y los otros, pues, también tienen hijos y tienen que responder por ellos... Sí me vienen a ver. Y es que también están enfermos.

¿Y usted cómo está?
Estaba mal, nomás que ya llevo dos meses que ya camino.

¿Qué le pasó, no caminaba?
No, pues yo no tengo enfermedad, nomás que me atropelló un carro allá en Orizaba. Luego me espanté porque me llevé un golpe muy doloroso y de eso quedé mal. Pos no me atendí. Esperaba yo a mi hija pero no pudo venir. Tuve que ir a verla, pero dije 'cómo la voy a encontrar, también enferma, así no puede verme'. Y por ahí, me he ayudado o me han ayudado con vitaminas, porque no tengo enfermedad sino que es pura debilidad, que me bota... Apenas llevo dos meses que ya hago mi comida, salgo a caminar, pero no tenía yo fuerzas, sentía caerme.

Me ha invitado a entrar a su casa, que no sé donde empieza ni donde termina, porque está tan destartalada que se confunde con la tierra, con las plantas, con las piedras, con el color del fierro de las vías del tren. Y también con las plásticas que ha colocado para protegerse, quizás del color del cielo, que con su luz se cuela por donde quiere, ya que hay huecos por todas partes.

Hay un perro y una perra aquí dentro. Y otro pero afuera con mucho pelo, que se llama Pachón.

¿Cómo llegó Pachón?
El Pachón ya tiene como unos cinco años. Me imagino que era de por acá abajo de un vecino, pero como no le daban de comer y estaba amarrado, se vino... Estaba tan delgado que lo desconocieron los demás perros.

¿Cómo se llama? (Le digo señalando a la perra que está frente al perro que está amarrado y tirado en el suelo).
Yo le digo Pinta. Tiene como un año.

¿Y qué le pasó a ella?
Pues la vinieron a perder por aquí. Apenas vino. Pobre perra, subía y bajaba, quién sabe de por dónde la trajeron. No sabía dónde refujiarse y como siguió a los demás...

¿Y él se llama?
Cocoyol. Me lo regalaron. Como dos años que está conmigo, los que eran sus dueños eran de allá dentro pero lo regalaron... Él se pone muy enojado. Le gusta correr mucho, por eso lo tengo amarrado. Y se pelea. Lo vaya a matar el tren. Lo tengo amarrado.

"Me han matado perros. Eran hasta once perros. Todos alojados ya grandes, porque no están criados aquí. Las perras también, por no mantenerlas las botan, y aquí se han propagado. Los ha matado el tren. Les han dado veneno. Acá vinieron dos perros bonitos, de los orejones, de los chinos, les dieron veneno..."

¿Por qué alguien querría matarlos?
No creo. Era veneno para ratas y ellos se lo comieron. Bueno, alguien sí los ha matado, pero no con veneno. Mis perras estaban dos para dar a luz y las mataron a pedradas. Aquí hay un vecino que mandaba a sus niños a que las apedreara. Les tiraban unas pedradas enormes.

¿Los niños?
Pos sí, pobrecitas, cargadas, se murieron.

¿Por qué hacían eso?
Por enojo. Yo creo que el vecino no me quería, o quien sabe. Los mandaban a los niños. Yo los veía. Niños de 8, 9 y 12 años. Yo veía. Les decía yo que no lo hicieran, la cosa es que pos ellos no me entendían. Y como yo iba a traer agua, pos cuando venía, ya les habían pegado. Varias veces. Las mataron. Cómo van a aguantar.

¿Tuvo once perros juntos?
Juntos. Sí. Pos los veo abandonados y les doy de comer.

¿Por qué se están peleando?
Es que la quiere molestar a ella. Y esa perra está cargada y ya no tarda en tener perros. Jejeje, pero ella lo quiere porque él le expulga. Jajaja.

¿Y a usted no le pasan las pulgas?
Pos no las siento.

Ladran. Paran las orejas. Se ponen todos alertas cuando alguien camina cerca a la casa.

"Están ellos cuidándome. A veces salgo, aunque no tengo que me lleven, sólo algunos fierritos, pero cosa grande no. Nada de aparatos. Jajaja. Si ni luz tengo".

Me estaba contando cómo llegó Pachón...
El Pachón llegó así porque lo tenían amarrado y llegaron a soltarlo. Se vino. Los perros también huelen, huelen a dónde hay comida. Entonces un recipiente que dejaron los demás él lo vino a comer y ya se quedó.

¿Recuerda de manera especial a algún otro perro?
Aquí una vecina tenía un perro. Y como veía que les daba de comer, pos ya se vino también y se quedó aquí. Me lo mataron a mi perro. Le hecho la culpa también a ese vecino, por no quererlo. Y él no mordía pero me lo mataron. Él siempre velaba allí en la carretera. Media hora como un soldado estaba ladrando, pero no mordía. Me lo mataron. Ése sí me lo mataron, porque mire usted, le dieron de cuchilladas acá por el corazón y luego le metieron un fierro aquí por el oído. Estaba bien gordo mi perro y lo mataron.

¿Y por qué le hicieron todo eso?
Bueno, yo creo... no sé. No hacía nada. No mordía. O a la mejor les estorbaba; aveces gente se quiere meter a buscar algo y a la mejor alguien le hizo eso. Porque como estaba cuidando.

Pero esa maldad...
Y de cuchilladas aquí (señala el pecho) aguantó mi perro. Estaba gordo. Aquí aguantó los piquetes, los piquetes, todavía vivió, pero éste, (señala la cabeza) ya no. Aguantó una.

¿El fierro en la cabeza fue después?
Fue después. No junto. Le metieron las cuchilladas y aguantó. Todavía vivía. Tanto que hasta lo lavé. Lo vi y entró a casa muy sarandoso, como que ya se compuso, pero, se entró a morir por ahí, a apoyarse de algo, quedó muerto. Estaba bien gordo mi perro. Y por ese fierro que le metieron por el oído...

"Pensar que hay un Dios que nos ve. No importa que uno se imagine lo que sea. Pero del de arriba, de ése no nos escapamos. Él está viendo todo. Nos está viendo a todos y cuántos semos, cuántas naciones y grandes."

¿Usted cree en Dios?
Claro. Y por eso acepto estar como estoy porque, digo, a la mejor si yo tuviera comodidades, no me faltara nada, tal vez ni lo conociera o no tendría tanto creer en él. Yo acepto estar como estoy. En mi juventud yo tuve oportunidad de estar mejor, de no estar como estoy. Había un señor, porque yo sufría mucho con mi primer esposo; y él me ofrecía tenerme en buenas condiciones, comprarme un terrenito, hacerme mi casita más o menos bien, estar pues bien y no le acepté.

¿Por qué no aceptó?
Yo me hice pensamientos que a lo mejor no hubiera sido. Hice pensamiento de que en una casa buena pues nada más estamos adentro. Yo desde entonces prefiero estar así libre. Mis hijos viven bien. Tienen buenas condiciones, muebles, casa, bueno, tienen todo. Me llaman a vivir con ellos. Yo no quiero.

¿Por qué?
Por eso, por el mismo capricho de que no quiero estar encerrada. Ahí uno nada más está encerrado.

¿Acá se siente libre?
Yo me siento libre. Salgo para allá, salgo para acá, me voy a la calle, me voy con mis amistades.

¿No se siente sola?
No. Porque tengo la fe que Dios está conmigo. Me siento protegida por él, por eso no siento ningún miedo. Si yo a los vecinos no le hago nada, no le falto en nada, no les estoy perjudicando, pues tampoco me perjudican. Claro también me están mirando.

Sólo haría falta que esté en unas buenas condiciones su casita...
Sí. Ahorita lo que me haría falta es madera...

Me decía que siempre ladraba el perro que era como soldado...
Sí, al ratito a la media hora echaba otro ladrido. Hasta al amanecer se quitaba de ahí. Era mi compañía. Le confiaba yo a él.

Hablaba con él.
Pos sí. Yo hablo con los animalitos. Ellos me oyen. No me contestan pero me oyen. A veces peleo con ellos, a veces estamos riéndonos. Ahí yo me doy alegría con ellos. Jajaja. A veces hasta bailamos. Tenía yo una perra, se llamaba Duquesa, ya estaba por mitad de embarazo la perrita. Ella me divertía. Le hablaba yo de música, para que bailara y la perrita movía las cuatro patitas y bien que soltaba la cadera. ¡Pero la soltaba de una manera!, y la hacía de allá y pa acá, y movía sus patitas. O aveces acá junto ponían música y ella bailaba. Pero me la mató el tren... Jajaja (la ve bailando, la recuerda en la cabeza, se ríe y luego entristece)... Ahí en el tren, porque me siguió, no alcanzó a salir del puente y ahí la agarró. La cortó por la mitad. Yo llegaba y ella venía a encontrarme. Esos no (señala a los perros). Esos son tiesos. Jajaja. Sí les gusta. Les hago así con las palmas (aplaude) y el Pachón, a él le gusta que le agarre uno de las manos y lo baile, pero él no baila.

¿Si ve un perro perdido lo trae a vivir con usted?
Pues se arrima con los demás.