abril 28, 2008

Mi mamá y el libro

Me ha dado malestar no escribir nada sobre el día del libro. Pero voy a dejar para ustedes un ensayo que escribiera hace un tiempo. Hoy tendría que agregar a lo dicho -estando a tiempo de hacerlo en esta época- mi homenaje a quien me ha enseñado el placer de leer: mamá. Para ti, con todo mi amor. Espero volver a escuchar en tu voz el "duende de la pared" y que me escuches inventarme un libro que nunca existió, sorprenderte e interesarte en ello.

¿Por qué cogerse un libro?

Un libro tiene la forma de un paralelepípedo. Tiene un peso que puede variar entre el peso de nuestro corazón, unos 275 gramos, y el de una roca mediana en las faldas de un volcán, unos 18 kilos. Sí, hay libros muy grandes. Existen los que huelen a tinta, a papel nuevo, a kerosén y los que por otra parte huelen a polvo y humedad y te hacen estornudar, sobre todo si eres alérgico como yo. Tanto podemos decir de su forma física, tanto… y las utilidades: ayudar a incendiar una casa; servir con sus hojas para ventilar nuestro rostro un mediodía especialmente caluroso; para que te den prestigio de culto e inteligente adornando la biblioteca del hogar y hasta para matar una mosca porfiada circundando tus alimentos de un plaf. Todo eso; y si alguien se burlara ante tales utilidades y pidiera más yo le contestaría: hombre, hasta para matarte.

He escuchado repetidas veces el argumento del valor, y tanto me aburren esas viejas teorías, esas copiadas y ociosas reflexiones que por prostituidas me veo obligado a escribir estas líneas, decía, he escuchado numerosas veces eso de que el libro tiene un valor por su contenido. Lo valioso escapa a nuestros ojos. El libro por aquello que nos dice, por aquello que podemos aprender. Caramba, agregaría yo, el libro por su alma. ¡Eso! ¿Y ante ello qué puedo decir?: ¡Cierto! Tienen toda la razón.

Sin embargo, dejemos eso para manidas exposiciones de cultura. Yo propondría otras ideas. Un nuevo sendero de discusión. Y si he de quedarme solo y vapuleado en ello, venga, quizás pueda aprovechar el silencio para leer el Tractatus. ¿Lo haré? Caso contrario pueden acompañarme ante lo siguiente:

UNO:

El libro como transgresor del tiempo, el espacio y la persona
En la película "La historia sin fin" de la Warner Bros un niño es protagonista del libro que está leyendo. Eso realmente sucede. Aunque con la variedad que cada uno vive la historia que desea. Imagino que buen grupo de lectores se habrán alucinado Zezé en la novela Mi planta de naranja lima, muy citada como la primigenia lectura junto al Principito. Si les soy sincero, yo fui un Zezé acorralado por la desnaturalización adulta. También he sido Arturo Bandini, en el paisaje norteamericano de Pregúntale al polvo escrito por Jonh Fante, y me he enamorado con locura de Camila López y me he lanzado por la ventana en busca de su aroma y he sentido el tufo a marihuana de sus ojos brillosos. Me dicen que Salma Hayek interpretará a Camila. Bueno, chicos del cine, intenten superar mi visión, mi vuelo, mi aterrizada y halo de verdad, tan mío, es cierto, tan de alguien cuando lo quiere vivir así. El resultado cinematográfico: siempre una decepción; aunque Salmita está tan chula que me lo voy a pensar mejor.

DOS:

El libro como remedio contra la muerte
Rosa Montero, en su novela-ensayo La loca de la casa, narra lo que oyó de la escritora argentina Graciela Cabal y que a mi parecer es una curiosa receta de cómo huir de la muerte. El médico le decía al hombre anciano “de esta noche no pasa”, pero él respondía: “No que va, no se preocupe, no me puedo morir porque me tengo que terminar El otoño del patriarca.” Y así el paciente exigía siempre un libro más gordo. Sus amigos iban muriendo pero él seguía vivo. ¿Qué ocurría? La escritora explica que la muerte también es lectora y cuando nos llega la hora y viene con su mirada laxa (¿recuerdan la muerte menuda y pequeña de la serie El narrador de cuentos que se posaba detrás del moribundo, junto a la cabeza?), se detiene a saber qué lees. Qué muerte para curiosa. Siempre es bueno andar con un libro. Piensen en Lima y sus combis. Cuántos decesos evitaríamos si todos leyeran un libro en el viaje. Ojo Alan y todos tus esbirros, esta sí es la solución para la tragedia de nuestro transporte.

TRES:
El libro para morir
Nunca he leído (conocido) sobre un amor más pletórico, explosivo y enfermo que el que sentía Klaus Kinski por su hijo. No por una mujer, sino por su hijo, Nanhoi. Kinski, actor alemán fetiche de Herzog que llegó a ganar millones, se suicidó. No pudo más con este negocio. Antes escribió Yo necesito amor, su autobiografía. Imagino que para exorcizar su espíritu salvaje. Y cuando Kinski escribe a su hijo “si ellos dicen eso, no les creas”, se convierte en una voz eterna. Trascendente. Kinski está en esas páginas. Lo he conocido yo. Aunque él no pensara en el chico sudamericano y tercermundista. Escribir un libro en tales condiciones –hastío por la vida, repugnancia por la raza humana, impotencia para el sosiego- es una manera de decirle a todos: ¡hijos de puta, esto es lo que soy!, aunque ninguno de ustedes me entienda. Nanhoi, esto es lo que te adoro, aunque este sentimiento se falsifique en las esquinas. Esto es. Tal así, creo yo, uno puede ponerse a morir desde ya. Un libro nos resume. Pum.

A la mano tengo estas tres razones para justificar el hecho de un acercamiento íntimo a los libros. Pongan ustedes un par. Una, quizás. Siempre se pude decir más, aunque sea una tontería. Sólo que algunos las ponemos en papel (o las subimos a la red).

P.D: Luego de un par de entradas lejos de la política, anuncio mi siguiente entrada en la Armónica sobre Daniel Vera Ballón, ex presidente de la región Arequipa, y su crimen no resuelto contra la ciudad blanca.

abril 22, 2008

Pensando en la Tierra 2



En un capítulo de la serie animada Futurama los habitantes de nuestro planeta habitan un lugar llamado Tierra 2. ¿Qué fue de la Tierra, la Tierra 1? Pues terminamos por destruirla. Ahí está. Su color antes azulado visto desde el espacio ahora luce manchas negruzcas y una opacidad que sólo contrasta con la mierda que se pudre viscosa y que exhala flameantes gases. ¡Chis!, se encienden.

No necesitas una bola de cristal para ver nuestro futuro. Hace falta que te acerques a tu tacho de basura, que le pongas tus manos encima a su contenido, que lo hagas una bola, lo mejor que puedas (todo con tus manitas), pongas lo que resulte de esto a una distancia de 17 metros, entrecierres los ojos y que sea la hora de los gallos dormidos, ¿qué ves? Oh dulce, dulce hogar.

abril 15, 2008

¿Es una ventana?


El color verde que la inunda.

Maldito duende de Héroes del Silencio es una de esas canciones que me gustaría oír en una noche especial. Gritarla. Cantarla casi y tantito más con la furia de Enrique Bunbury, con esa entrega sanguínea. Lo mismo he encontrado en esta señorita, sólo que en cierta forma esa entrega es de otra índole. Para mí, y esto es puntualmente cierto, uno de los mejores covers que he oido.

Bad Cover

La señorita de verde que colgó este video le puso como título "bad cover". Luego de tener cientos de miles de visitas inexplicablemente el video fue sacado. Eso me provocó una desazón hueca. Tiempo después el señor Gerardoblas tuvo la amabilidad de volver a subirlo. Por los comentarios me entero que ella misma fue quien lo había quitado. Dicen que porque la mayoría de los visitantes hacían comentarios del tipo "uao, bombón, mi amorrrr, mi vidaaa, que linda que eres..." y más de ese orden. Dicen que a ella no le gustó que apreciaran más su belleza que su música y se largó.
Pero cómo puedes evitar lo que discurre por la propia naturaleza dada. En fin, quisiera comentar de manera extremadamente resumida aquellas cuestiones que me han llamado la atención y que me hacen calificar este material como de gran calidad. Y recalco que soy hiper breve, pues ganas no me han faltado para emprender un análisis semiótico del video; pero bueno, vamos a estos puntos:

La posesión

Cuando ella interpreta Maldito duende inicia siguiendo estrictamente la letra, tal así que en 00:55, cuando el género de la voz que canta se manifiesta ella dice "...y yo estoy tan solo", siendo esto todavía una noche ajena. Luego ella, entre los acordes y el devenir de la música va tomando la voz y entonces se apodera de la canción. Observar con atención el reconocimiento del espacio identificándolo con la letra en 2:25. La posesión se manifiesta en 2:37: la letra cambia por "...y yo estoy tan sola". Ahí ella está enchufadísima, dando una versión propia y única de Maldito duende.


El personaje

En 00:07 ella tira la cabeza hacia atrás con un gesto que corresponde sólo a los que ostentan poder. Alguien podría llamarlo orgullo, pero se trata más de la confianza y el ímpetu de quien lanza la crin arriba como un animal desafiante. En 2:25 "...si fuera posible escapar de este lugar..." ella hace un barrido con los ojos sindicando sentirse identificada con la letra; así ella parece querer decir "quiero huir de aquí", con tal gracia, que a uno lo arroba la idea de volar con zapatos rojos hasta su ventana y llevarla para siempre. Quien tenga sabiduría, que entienda. Perfilando más al personaje me detengo en 04:09, casi al final, donde la artista se revela en lo profundo que le está brotando la obra: crepita los ojos subyugada por la magia.

Al extremo superior izquierdo: ¿se trata de una ventana?



He oido que la noche es toda magia
Y que un duende te invita a soñar
Y sé que últimamente apenas he parado
Y tengo la impresión de divagar

Amanece tan pronto y yo estoy tan solo
Y no me arrepiento de lo de ayer
Sí, las estrellas te iluminan ohh y te sirven de guía
Te sientes tan fuerte que piensas
Que nadie te puede tocar

Las distancias se hacen cortas
Pasan rápidas las horas
Y este cuarto no para de menguar
Tantas cosas por decir
Tanta charla por aquí
Si fuera posible escapar de este lugar

Amanece tan pronto y yo estoy tan sola
Y no me arrepiento de lo de ayer
Sí, las estrellas te iluminan ohh y te sirven de guía
Te sientes tan fuerte que piensas
Que nadie te puede tocar

Amanece tan pronto y yo estoy tan sola
Y no me arrepiento de lo de ayer
Las estrellas te iluminan ohh y te sirven de guía
Te sientes tan fuerte que piensas
Que nadie te puede tocar


abril 09, 2008

Mentiras saludables

Hace unos días el periodista Beto Ortiz se presentó en su programa promocionando que ese día le quitarían la máscara a un falso héroe. "Se ha creído el paladín de la justicia", dijo Ortiz. Luego exhibió un reportaje de Beatriz Llanos sobre el periodista Umberto Jara y la época en la fue director del programa "Hora 20". Hay que refrescar la memoria de la gente, invocaba el acusador. Sí pues, razón no le falta en cierta forma. Casi había olvidado el papel que cumplió Jara en la época de la mafia de Fujimori y Montesinos. Y casi no lo recordaba, pues ya le había dado -para mis propios fueros- la satisfacción a su persona.

Umberto Jara se presentó en la Universidad Católica para promocionar la primera edición de su libro Ojo por Ojo y hablar de periodismo en general, allá por octubre del año 2003. Una y otra vez algunos encendidos estudiantes le preguntaron sobre su rol en el nefasto programa "Hora 20". Y, si no recuerdo mal, ante la insistencia de una estudiante en particular él dijo más o menos lo siguiente: "...qué más quieres que te diga, sí, sí, lo siento y estoy muy arrepentido. Lo acepto..." Jara presentaba este libro, y el papel que jugaría a partir de ese momento, como su reivindicación ante la sociedad.

Se oía sincero. Me animé a comprarle el libro y pedirle que le pusiera lo que se dice una firma. Generosamente colocó "Para Fredy, con un abrazo de..."

Es claro por lo anterior que él aceptó que había sido parte del sistema corrupto. Sin embargo, hoy lo niega. Me atrevo a decir que reconocerlo sería su ruina. Decir la verdad traería abajo su credibilidad en este proceso contra Fujimori, y no sólo esto, también y sobre todo su reputación más o menos reencauchada de periodista probo que está exhibiendo ante las luces y los micrófonos.

"Se trata del cajero de Al Capone echando a la mafia" ha dicho Luis Iberico. Jara habría tenido un lugar preferencial en el gobierno espurio de Fujimori. Digamos que estuvo del bando contrario. Hoy, gracias a ello, su conocimiento y testimonio -e inteligencia, qué importante- son claves para hundir en la cárcel a Fujimori. No olvidemos el peso que tuvo el video de Martin Rivas en la justicia chilena y que finalmente ha permitido que hoy podamos pedirle cuentas a quien tanto daño le hizo a nuestro país.

¿Es válido mentir cuando lo contrario es el descrédito y el rechazo, incluso ofreciendo un empeño esmerado de reparación de daños? No. Al menos parece que siempre lo más saludable es la verdad. Así dicen. Umberto Jara es sin duda un periodista brillante. Alguien decía que siempre recomendaba a sus pupilos leer y ver cine. Mucho de ambas cosas. ¿A qué película estamos asistiendo? ¿Qué capítulo de la historia, señor Jara? Le sugiero un final. Fujimori es condenado. Usted se presenta donde le plazca y declara en estos términos: "...qué más quieres que te diga, sí, sí. Lo acepto..."
Usted me dirá: "Estás equivocado. Yo lo tenía todo planeado desde un principio. Era un espía. Me metí en la cueva del lobo para estudiarlo, ganarme su confianza y luego eliminarlo". Y qué novelón será ése.

abril 06, 2008

No me parece


Guillermo Giacosa anunció la cancelación de su programa en Canal 7 en su columna del diario Perú 21. Él dice que fue porque en ese canal no aceptan a los críticos al sistema. Es más, agrega lo siguiente: "... lo que es el canal, está dejando de ser un instrumento del Estado para convertirse en un instrumento del gobierno." Ninguna novedad. Ya lo han advertido muchos.

Le dijeron a Giacosa que lo levantaban por falta de presupuesto. Bueno, este fin de semana hemos comprobado en qué se está utilizando el dinero del canal del "Estado": La transmisión en vivo de la boda de Juan Diego Flores. No tengo nada contra el tenor, pero esta es una frivolidad de la que bien pudo encargarse un canal privado.

¿Qué decía Giacosa en su programa? Pues en sus últimos programas pudimos ver cómo promocionaba una bolsa ecológica, que no daña el medio ambiente y que es perfecta para las labores de mercado, a diferencia de la incómoda y perniciosa bolsa de plástico. Hablaba de vez en cuando de neurociencia. De cómo, por ejemplo, se ha descubierto que la solidaridad, ese sentimiento de afecto hacia el otro se encuentra en una zona del cerebro. Además de sus entrevistas muy interesantes.

Qué pena. Que Alan García interrumpa la transmisión para que nos consuele con su voz y nos cuente sobre la revolución constructiva del aprismo. Y que alguien me explique cómo es que ha llegado un Suplemento Publicitario llamado "El Peruano" a mi casa. ¿Este es el diario oficial de los peruanos? ¿Ahora un suplemento publicitario del gobierno? Y la pregunta es genuina pues no tengo mayores noticias del asunto.