abril 24, 2011

Un cuentero de verdad



En su baúl hay un tiburón. No sólo la voz sino también todo el cuerpo de Iván Zepeda Valdés, "El cuentero cordobés", se convierte en un espectáculo. Contando historias ha viajado por el país y el mundo, logrando compartir la magia de la palabra: "Vivo del cuento desde hace 13 años sin ser político. Lo cual es sumamente difícil pero muy divertido".

Los inicios de El cuentero cordobés están en los labios de su abuela. Ella es originaria de Tuxpango, "un pueblito perdido entre Córdoba y Orizaba", del que oyó las historias que ella le contaba: brujas, chaneques, nahuales y aparecidos.

Años después, mientras trabajaba como bibliotecario tuvo la oportunidad de ir a un taller de narración oral, donde vio a la reconocida cuenta cuentos Beatriz Falero. "Fue amor a primera contada".

Luego de ese primer impacto con el arte, Iván Zepeda supo que se iba a dedicar a eso. Se ha presentado en ferias de libros, teatros, y también en bares, hospitales, restaurantes, en la calle, y hasta en la cárcel. "La narración la puedes llevar a cualquier lado. No necesito más que mi cuerpo y mi voz para contar un cuento", dice el joven que se define como un constante provocador en su trabajo y en su propia vida.

"Con el tiempo me fui dando cuenta que contar historias es más que una herramienta, es algo por sí mismo. Algo maravilloso, que puede llegarte a trascender. Por medio de la tradición oral puedes enseñar historia, matemáticas, parece raro, pero sí también".

Ahora está viajando con un baúl de colores lleno de sorpresas: títeres, personajes con dientes afilados de peluche, trajes que le sirven para transformarse. El espectáculo se llama "El baúl de los cuentos viajeros", y ha llegado a países como España, Francia, Austria, Guatemala, Bolivia, Argentina y distintas ciudades de la República Mexicana.

El cuentero cordobés se divierte mucho con lo que hace: "Viajo bastante, conozco mucha gente. Y soy muy libre. Voy y vengo. Hago, deshago. Me gusta mucho mi trabajo. No cambiaría mi vida por ninguna otra. Tengo muchos planes todavía en cuanto a la narración oral y el teatro".

De hecho ahora está involucrado en una obra teatral que llama "Teatro Foro", pues luego de la función se hace una conversación sobre el comportamiento de los personajes, con la intención de cambiar taras y problemas sociales. Esto lo aprendió en Brasil y se trata del "Teatro del oprimido", un método que busca rescatar a las personas oprimidas socialmente.

Una vez, luego de que Iván contara una historia acerca de su abuelita, una anciana se le acercó y le abrazó, al tiempo que le daba las gracias por lo que había hecho y le pedía que nunca dejara de hacerlo. Además de ello, lograr que un niño sonría cuando un minuto antes llora es su mayor conforte en su trabajo de cautivar.

De hecho lo que logra muchas veces es hacer que todo su público sea un grupo de niños riendo, y si alguien se pone resistente Iván se acerca y le hace cosquillas, le pica la panza.


(Publicado en diario El Mundo de Córdoba. Foto: Rafael Calvario, El Mundo).

No hay comentarios: