marzo 05, 2009

Número equivocado


Un día antes recibo un mensaje extraño al celular. Es una chica que se ha equivocado de número telefónico y decide agregar luego de las correcciones: "disculpa... bueno, mucho gusto". Siendo cortés, como lo soy, le digo lo mismo. Pero no espero una respuesta. No sé en qué momento le perdí interés a este tipo de encuentros furtivos correspondientes a las casualidades, y que suelen ampararse en un ambiente de incertidumbre sobre casi todo lo que concierne a la otra persona. ¿Cómo empezar a hablar con alguien que no conoces? ... Claro, me doy cuenta de mi mal juicio... me refiero a: qué interés me anima a conocer algo -invertir tiempo y pensamientos-, asimilar mi existencia con alguien que me es completamente ajeno... otra vez parece que estoy rotundamente equivocado en mis razonamientos: ¡el punto es que no me interesa seguir el juego, y olvido el celular!

Pronto otro mensaje:
"...Sabes, yo siento que las cosas no pasan por casualidad, sino porque tienen un fin. ¿No crees?"

Esta frase me conecta directamente en FM. Sólo esa mañana estaba pensando en las intervenciones invisibles que se explican por su obra excelsa. Observaba al animal humano y me reía con mucha jocosidad de él y sus ridículas pretensiones. Procurando no llamar su atención: una mueca divertida sostenida por la gravedad de un cigarrillo.

Medito demasiado mis palabras. La luz del aparato se apaga aburrida de mis dedos lentos, de mi cerebro flojo, no, de mi cerebro persistente. Me angustia porque deseo causar el mismo impacto que su mensaje a causado en mí. Dejo eso y continúo leyendo el libro de los diálogos con el infierno...

Un día después... he olvidado todo.

No hay comentarios: