marzo 28, 2009

Desvarío por calor




Morir de calor. Las altas temperaturas registradas en México estos días han hecho que ya tengamos fallecimientos por golpes de calor. Según leo en un diario nacional en el 2008 se registraron 30 muertes por esta causa. Al regresar a mi casa todo está de alguna manera caliente. El agua como si estuviera con el calentador encendido, el champú casi líquido, la toalla como recién planchada o vaporizada. ¡A ver si al abrir la nevera no tengo a mi bebida fría! No, por aquí todavía se puede helar la materia. Me la trago. Me refresca. Le doy a todo al ventilador y creo que tengo la suerte de estar salvado.

Estos días he tenido sueños abundantes. Puedo recordarlos casi todos. Anoche, por ejemplo, una mujer de ojos grandes, a la cual no conozco (¿existe?, ¿de dónde mi cerebro crea este tipo de personajes?), me llama, me pide que me acerque. Ya que no me es para nada indiferente, me aproximo lo suficiente como para cubrirla con mis brazos; luego, no recuerdo bien lo que ocurre -¿o prefieres no contarlo?- pero ella es la que me está abrazando de costado de tal forma que sólo puedo ver sus delgadas manos. Está tan helada. Su piel se me hace especialmente blanca por la baja temperatura que emana. Toco sus manos con cuidado temiendo romperlas a la manera de un delicado cristal. Me río y pienso -¿puedes recordar lo que piensas mientras estás soñando?, ¿no me estás engañando?- decía, me río y pienso en las manos de un oso polar desnudo. Le quiero comentar mi ingenio, pero no le encuentro sentido ni gracia. Y antes de acudir a cualquier otra idea, ella se adelante a decirme:

-Es que estoy muerta.

No le digo nada. Como suele ocurrir, tampoco recuerdo lo que sigue en el sueño. Me levanto porque las cortinas se están agitando. Miro el ventilador que da vueltas y me convenzo de que no puede ser él el generador de toda esa fuerza. Viene de afuera. Apago sus hélices. Me echo. Todo está fresco. El viento sacude mis vellos. Me tapo con la sábana y le muestro la espalda.

¿Por qué sueño lo que he visto?

El planeta se calienta. El día de hoy a las 8 y 30 minutos de la noche se apagarán las luces por una hora, dicen. Confío en las sinceras razones que alientan a los organizadores del evento y a uno que otro entusiasta de la causa. Leo en los diarios todo lo que se beneficiará el planeta por realizar este acto. Me atrae eso de darles un mensaje a los gobiernos.

Hoy me he puesto sandalias para acomodarme al intenso calor que supera los 30 grados. Tranquilo camino por las calles. Se nubla. Parece que va a llover. Oscurece. El mundo enciende todas sus luces. Las podría ver desde arriba. Increíble espectáculo. Se acerca la hora del planeta. Algo pareciera que cambia. Algunas pequeñas regiones se oscurecen. Está bien, me digo. ¿Cómo se llama esa luna de Neptuno dónde estamos buscando el desarrollo de la vida? Tritón, ¿verdad? Me parece mucho mejor.

Qué calor.

¿Y la de las manos frías?

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