agosto 13, 2012

Cuba sin Fidel




"Voy a Cuba antes de que se muera Fidel", les decía a mis amigas y amigos que me preguntaban por qué había decidido viajar a la Isla. Creo que Cuba sin Fidel no será nunca la misma.
Entonces a todos les parecía plausible viajar al país socialista. En La Habana rogaba que al menos por suerte me encontrara con el compañero del Che Guevera. Ver de lejos, ni tan cerca, al líder histórico de la Revolución Cubana, sería una gran experiencia.
Hacía el cálculo ficticio de que Fidel se iba a morir mientras yo estaba en suelo cubano. Me veía pavoneándome delante de mis colegas, otros periodistas, hablando de los tiempos pasados, de la vieja Cuba y decir: "Yo estuve en Cuba cuando murió Fidel". ¡Oh!
Pude asistir al Gran Teatro de La Habana, donde se presentó en febrero de este año El Fantasma de la Ópera, del Ballet Nacional de Cuba. Como comprara los boletos a último momento, vendedores clandestinos me ofrecían variadas ofertas, cosa que me parecía sospechosa, pues en la capital cubana siempre quieren sacar ventaja de los turistas.
Al verme a la expectativa, una persona que trabajaba en el teatro mismo me dijo: "Vengan -iba con una amiga- les vendo estos boletos y en el palco presidencial, ahí donde va a estar Fidel, y su familia".
Pagamos 20 CUC (moneda para turistas en Cuba), 10 por cada uno. Efectivamente los lugares parecían preferenciales, teníamos la primera fila del segundo nivel, del impresionante teatro, pero por más que me esforcé nunca pude ver a Fidel Castro.
Nos alojamos en el centro de La Habana, cerca a la calle Belascoaín. La primera noche, luego de cenar, el camarero, un flaco cubano de unos 60 años, nos ofreció un trago. Y luego empezamos a platicar.
Nos narró que él estuvo presente en la revuelta de 1994 en las calles de La Habana, contra el régimen castrista. Hubo miles de personas caminando y haciendo destrozos por las calles, al grito de "Libertad".
"¿Sabes cómo fue que se detuvo, cómo fue que se acabó la revuelta?", me preguntó el flaco cubano. "No lo sé, los reprimieron, supongo", le dije por responder algo. "No", me replicó victorioso, como sabiendo de antemano que iba a fallar en la respuesta.
Fue Fidel Castro que había llegado frente a los que se levantaron contra su gobierno. "Llegó él mismo en persona. Se bajó del coche en el que venía, y ahí estaba, era Fidel".
¿Y qué dijo?, le pregunté al flaco cubano que me había servido el mojito. ¿Y qué dijo Fidel? "Nada. Ni una palabra. Le bastó ponerse en frente. Toda la gente que se había levantado se quedó en silencio y de pronto empezó a gritar: ¡Fidel!, ¡Fidel!, ¡Fidel!... Así se acabó la revuelta".
Esta historia, casi con las mismas palabras, me la contó otro cubano, dueño de la casa donde me hospedé. Éste incluso me dijo que había tenido la oportunidad de estrechar la mano, y haber conversado con el líder cubano.
La impresión que tengo de Fidel Castro luego de visitar La Habana y otras tres ciudades cubanas es que este hombre es un mito vivo, una leyenda para los mismos cubanos. Y hasta sus detractares de la Isla le tienen cierto respeto, aun cuando deseen que esta forma de vivir para ellos se acabe, y vengan nuevos tiempos. Por eso, estoy más convencido, que cuando muera Fidel, Cuba no será más la misma.


7 comentarios:

Misho Misho dijo...

QUIERO IR A CUBA! ahora mas!

la MaLquEridA dijo...

Entonces se dividirá la historia en dos épocas: Antes y después de Fidel.


Saludos.

La Maquinista Yey★ dijo...

Nada será lo mismo... una entrada de Fredy Ruiz, pero producida por la maquinista jajaja...

El Eskimal dijo...

Otro viaje para hacer. Hay que ir a Cuba Fredy, ese periplo me espera. Espero que aún esté vivo Fidel. Me gustó la crónica, creo que has pulido más la pluma Fredy. Abrazos a todos por el mundo mundano

Recomenzar dijo...

Me ha encantado tu blog y como escribes

Manu Ureste dijo...

Buen amigo Fredy,
recuerdo con cariño aquellas noches en las que platicamos, entre cerveza y cerveza en una terraza de los portales de Córdoba, nuestro plan de ir a la isla antes de que, en efecto, muriera Fidel. Al leer tu post no he podido evitar esbozar una sonrisa de ligera nostalgia. Me alegro mucho de que cumplieras uno de tus sueños. Espero y todavía quede tiempo para cumplir yo el mío y visitar Cuba antes de la partida de 'El comandante' Castro, porque, en efecto, sin él nada por allá será lo mismo... para bien o para mal. Un abrazo de tu amigo Manu.
Pd: me gustó mucho la novela de tu paisano de Arequipa, 'Travesuras de la niña mala'(a pesar de las huachaferías jeje). Saludos de Lyz! y saludos para la redacción mundana.

Fernando dijo...

Isis, tienes que ir a Cuba.
Malquerida, así es, creo que ese hecho dividirá la historia de La Isla. Gracias por siempre pasarte para leer por mi blog.
Maquinista, gracias por la producción. El IPad todavía me hace batallar para publicar...
Gustavo, gracias. Aquí siempre me acuerdo de la conversación que tuvimos antes que te vayas.
Recomenzar, que bien que lo digas tú, bajo ese nombre.
Manuel, amigo, sigamos viviendo más aventuras; hasta travesuras, como dice ese libro de MVLL. Abrazo.