octubre 03, 2010

Corazón que crece en la tierra


Esmeralda Morales Trujillo es la autora de "El nacimiento del escudo nacional": un texto leyenda que narra cómo es que nació una de las imágenes más nacionales y patrióticas de lo mexicano: la del águila que está devorando a la serpiente sobre el nopal. Esmeralda dispone en su texto de los siguientes elementos: el hombre, la naturaleza y la lucha entre el bien y el mal.

Nos habla de una familia, en la que una niña es obligada por una malvada bruja a conseguirle un pájaro extrañísimo, tan raro, que ya solo queda uno de su especie. Uno solo en el mundo, y con el que se consigue la vida eterna. La niña a su regreso no trae el ave. ¿Fracasa? Esto enfurece a la hechicera y toma terribles represalias contra la pequeña y su familia. Así inicia su historia. En solo este punto se advierte algo: la autora nunca dice si es que la menor de esa familia, la condenada, falla en su encomienda o no: es decir ella se va y desaparece por meses, dos años para ser exactos. Quizás no regresaba porque el pájaro ayudaría a cumplir sus fines a un personaje que la autora define como terrible y poderoso. Lograr el objetivo es darle más poder, uno ilimitado, al que ya tiene poder. La niña posiblemente cumple un papel heroico: quizás se encontró con el ave, frente a frente, pero renunció a llevarlo a la hechicera, aceptando incluso su propia muerte: la que le había sido prometida si es que no cumplía. Es de resaltar esta omisión porque en ella se advierte lo siguiente: al dejarle al lector (o oyente del relato) esta incógnita, permite que se realice la cuestión, la pregunta de qué fue lo que ocurrió: es la activación de los chicotes de la imaginación que buscan tener controlado los acantilados de lo que no se logra capturar con una explicación determinante: ¿detrás de la puerta, la sombra?, ¿encima de la lluvia, la nube?, ¿debajo de la planta, solo la tierra?

Pero todo esto es un detalle mínimo con el que quiero explicar el porqué de la calidad del relato de Esmeralda. Más todavía: si en él se intenta dimensionar un símbolo mexicano: la esencia histórica de un país. En su texto, que inicia con la historia de esta familia, y la hija condenada, luego entrarán personajes como los mexicas y los aztecas, sus dioses: en ellos sus deseos, designios y promesas. El final es la confluencia de esa imagen a la que cada mexicano le canta: pero ahora con el antecedente de los hechos simples y gloriosos que nacieron de la imaginación de Esmeralda, una niña de 12 años, y que te dicen de dónde vino el águila, cómo creció el nopal y hasta cuáles fueron las intenciones de esa serpiente antes de sucumbir ante el ave.

El relato funciona, si bien se le pueden señalar mínimos aspectos perfectibles. No se diga que a ello se debe que Esmeralda apenas sea una joven, o que no tenga recursos económicos para estudiar más, lo que ella quisiera: con el sueldo de una familia campesina en una comunidad del municipio de Fortín de las Flores, Veracruz: Palo Alto. Pero uno siempre se pregunta: qué podría hacer una niña como ella, con su talento, con una biblioteca copiosa, con una computadora moderna, con el tiempo suficiente para dedicarse a lo suyo. No se sabe.

Esmeralda quiere ser escritora. Recientemente viajó a la capital mexicana, premiada por este relato con el primer lugar nacional en el concurso "Bicentenario y Centenario de Expresión Literaria sobre los Símbolos Patrios 2010". Allí junto a otro grupo de niños de todo el país fue recibida por el presidente Felipe Calderón Hinojosa. Se entiende.

No sé, me gustaría saberlo, si quienes tomaron la decisión de elegir su relato advirtieron que en el detalle del inicio de la historia sobre la muerte de la niña se encuentra un valor interesante: el de la no concesión al poder que quiere corromper. Suponiendo que encontró el pájaro tan raro, que le vio a los ojos, y que lo más conveniente para salvarse a ella y a su familia, era llevarlo a manos de la bruja, la niña toma la decisión de no hacerlo. Claro: No se olvide que Esmeralda, la narradora, dice que esa hechicera era "muy poderosa" y "terrible": ¡cómo darle vida eterna y más poder a un personaje así! No.

El corazón de la niña muerta, al no cumplir los deseos del enfermo ser que corrompe, es llevado al desierto más lejano para ser enterrado; allí, en ese lugar, mucho tiempo después, se nos revela, crecería un nopal muy hermoso. Luego nos enteraremos que sobre ese mismo nopal, alimentado por la sangre de la niña, se posará el águila. Sólo que este detalle no se ve: la voluntad que no acepta el mal y que se opone a él hasta sus últimas consecuencias: el corazón que crece en la tierra.

Aquí el relato completo en la voz de la autora: Esmeralda Morales Trujillo:






Crédito de la foto: Ramón Hernández (El Mundo de Córdoba)

1 comentario:

La Maquinista Yey★ dijo...

Oyeme Fernando! eso era nuestro! la niña es de nuestra zona y ustedes se la robaron! jum! jajaja! roba notas!

jejeje

Un abrazo!
Ya te vi llevas horas ahi sentado comiendo!!! ;)